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El término “microrrelato” fue utilizado por primera vez en 1977 por el escritor mexicano José Emilio Pacheco en sus Inventarios. Desde entonces ha recibido muchos nombres, desde “minificción” a “minicuento” o “microcuento”, pasando por “relato hiperbreve”, “cuentos mínimos” o “historias mínimas”.
En todas las literaturas existen microgéneros literarios: los haikus japoneses, las greguerías españolas, el cuento popular brevísimo, el chiste, la anécdota, la fábula, la parábola, el koán zen, los relatos sufíes, las tradiciones hasídicas...
Los microrrelatos se insertan en una larga tradición. Grandes autores latinoamericanos como Augusto Monterroso, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares lo dignificaron.
En nuestro país, este género arranca con la evolución del poema en prosa a finales del Romanticismo y empieza a desarrollarse en el Modernismo y las Vanguardias.
Los dos autores más relevantes en el camino hacia el microrrelato en la primera mitad de siglo son Ramón Gómez de la Serna con los Caprichos y Juna Ramón Jiménez con el primero de sus "Cuentos largos".
Desde entonces no han faltado los cultivadores del género: Ana María Matute, Ignacio Aldecoa , Max Aub, Juan José Millás, José Mª Merino, Luis Mateo Díez, Antonio Pereira, Fernando Iwasaki o Juan Pedro Aparicio,..
En los últimos tiempos han surgido editoriales dedicadas exclusivamente al cuento, como Páginas de Espuma, Thule y Menoscuarto.
La era de internet y el móvil lo han popularizado. Los microrrelatos navegan con facilidad por la blogosfera y proliferan los concursos pues el género no admite excusas, todos pueden asumirlo dentro de su brevedad.
1. La brevedad
Condiciona el tema y todas las demás características.
2. Lenguaje preciso
Debido a la brevedad, el autor tiene que describir situaciones rápidamente y definir personajes con pocas pinceladas, de ahí que utilice las palabras exactas.
3. Intensidad narrativa El microrrelato tiene que atrapar desde el principio y ha de mantener una intensidad que obligue al lector a no abandonarlo.
4. Anécdota comprimida
Los microrrelatos suelen usar el recurso del in media res, aunque a veces la historia se empiece a contar desde el título.
5. Intertextualidad
Esta intertextualidad puede manifestarse en el uso de la sátira, la parodia de géneros y la recreación de modismos y tópicos de la cultura universal.
6. El carácter proteico
Comparte características del cuento, del ensayo, del poema en prosa, de la fábula o la parábola, además de otras formas que no son literarias, de ahí que sea tan difícil su clasificación. El microrrelato guarda una estrecha relación con la poesía y el aforismo; sin embargo mantiene su diferencia, ya que es necesario que el autor de microrrelatos le cuente una historia al lector.
7.El humor y la ambigüedad
Con raíces en el juego experimental de las vanguardias, el microrrelato cultiva el gusto por la parodia, la ironía, la exageración grotesca o un humor sutil, que buscan la complicidad del lector.
8. Lenguaje experimental
El autor, que no está sometido a condicionamientos comerciales, está más abierto a experimentar con el lenguaje o incluso a explorar las relaciones entre texto e imagen o texto y fotografía.
9. Participación activa del lector
Esta compresión de la trama provoca que haya datos que no se proporcionen, sino que simplemente se sugieran y que el lector tenga que participar para completar su significado.
10. Final no conclusivo
Es una entidad autónoma y suficiente, una unidad estructural acabada, cerrada, en lo que se refiere a su dimensión puramente formal, pero es una estructura abierta en lo que se refiere a su interpretación.
Aprovechando la visita del escritor Luis Mateo Díez al centro, programamos la lectura de la Antología Los males menores, un incursión en el género breve por excelencia. Os reto a descubrir estos rasgos en los relatos seleccionados.
¿Os atrevéis a escribir un microrrelato?
Seguid estos consejos:
"¡Cuentos largos! ¡Tan largos! ¡De una pájina! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos todos agrandar una chispa hasta el sol que un hombre les dé concentrado en una chispa; el día en que nos demos cuenta que nada tiene tamaño, y que, por lo tanto, basta lo suficiente; el día en que comprendamos que nada vale por sus dimensiones –y así acaba el ridículo que vio Micromegas y que yo veo cada día-; y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo la idea y hacerlo el universo!"
(Juan Ramón Jiménez)